Tras que el diario Financial Times destapara el caso del Jaguar dañado por el reflejo del sol desde los cristales de un rascacielos en construcción en medio de la City de Londres, el 20 Fenchurch Street se ha convertido en un lugar de peregrinaje para muchos curiosos que quieren comprobar in situ cómo un rayo de sol puede impactar en los objetos que se encuentran a su alrededor.
El edifico de la polémica, diseñado por el arquitecto uruguayo Rafel Viñoly y apodado hasta ahora Walkie Talkie debido a su forma rectangular, ha pasado a ser mofado por la prensa inglesa como “Walkie Scorchie” (El quemador Walkie).
En
su defensa, LandSecurities y Canary Wharf Group, empresas
representantes del rascacielos, han asegurado que este problema solo
ocurrirá durante un par de horas al día durante las próximas dos semanas
a la espera de que se pongan en práctica medidas de urgencia para
minimizar el impacto solar. De momento, han acordado con el ayuntamiento
de Londres levantar una pantalla temporal a pie de calle que impida la
manifestación del fenómeno. “Nuestra prioridad ahora es buscar posibles
soluciones al problema a largo plazo”, indican los representantes de las
empresas. También se prohibirá estacionar vehículos en la zona de más
riesgo para impedir que más coches se chamusquen.
Simon Foster,
físico solar de la reconocida universidad Imperial College of London,
explica cómo esto ha podido ocurrir en medio de una Londres casi otoñal.
“A pesar de no estar en España, durante las dos horas punta del
mediodía, cuando el sol refleja justo en la estrecha calle, las
temperaturas pueden llegar a ser ridículamente altas”, asegura después
de haber dejado su equipo científico en el suelo durante 10 minutos. “En
el termómetro se podía leer 92º C”.
El edificio no es solo alto y
de cristal, sino que también es curvo. Esto provoca que actúe como si
de una antena parabólica se tratara, reflejando ondas de radio hacia un
punto de enfoque para obtener una señal limpia. El rascacielos actúa de
la misma manera, pero con luz. Debido a la gran superficie del edificio,
es mucha la energía solar que recoge, y que concentra en unos pequeños
metros de la calle, justo en el lugar donde se encontraba el Jaguar
chamuscado y que ha sido el detonante de toda esta polémica.
Foster
asegura que en España utilizan estos reflectores para atraer y generar
energía solar, por lo que no era una idea brillante utilizarlos para
construir un rascacielos, por mucho que en Londres nunca salga el sol.
Además, compara este edificio en forma de pinta inglesa con la sala de
conciertos de Walt Disney diseñada por Frank Gehry en Los Ángeles, en
cuya apertura en 2003 ocurrió algo parecido.
Colección de anécdotas
Mientras
el periodista del periódico City AM, Jim Waterson, demostraba sus
habilidades como chef y físico siendo capaz de freír un huevo con el
reflejo del edificio, vecinos y negocios locales han aprovechado para
explicar los daños que tal altas temperaturas han causado en el barrio.
Charlie
Short, un albañil que trabaja a la vuelta de la esquina, ha jurado ver
una bolsa de patatas prendida en el suelo; mientras Ali Akay, de la
peluquería Re-Style, muestra las marcas que el sol ha dejado en su
escaparate, incluyendo una alfombra quemada y un limón podrido.
A
pesar de permanecer inacabado, el Walkie Talkie ha sido diseñado para
que, en 2014, albergue en la parte superior del edificio, en la planta
37, un Skygarden, mirador de acceso público para contemplar la ciudad y
los rascacielos hermanos que han invadido Londres en los últimos cinco años.
No
se pueden criticar los edificios sin acabar, pero como ya lo hicieron
la Unesco y English Heritage en su momento, va a ser difícil cambiar la
percepción que los londinenses tienen de este coloso, valorado en 200
millones de libras, que ocupa la antigua City.